miércoles, 17 de febrero de 2010


Google arremete contra la muralla china


14 de enero de 2010
The Wall Street Journal
Su amenaza de retirarse del país refleja el descontento de las firmas extranjeras por el clima empresarial.

Por Ian Johnson y Jason Dean

.BEIJING—La amenaza de Google de retirarse de China debido a problemas de censura y ciberespionaje es una señal de una creciente predisposición entre las empresas y los gobiernos de otros países a superar la convención que ha definido décadas de relación entre Occidente y el gigante asiático: China es tan grande que no queda otra alternativa que adaptarse.

Pese a que no es probable que la iniciativa del gigante de Internet estadounidense sea emulada por otras grandes empresas extranjeras, su sorprendente desafío alimentará sin dudas el debate sobre las relaciones comerciales con China. Durante años, las empresas occidentales aceptaron que los negocios se hacen de otra forma en China y se sometieron a una interferencia estatal que no hubieran tolerado en otros lugares, desde límites a la libertad de expresión al establecimiento de células del Partido Comunista.

Todo esto ha sido impulsado por la importancia de China, que crece a toda velocidad. Se trata del mayor mercado para toda clase de bienes, desde teléfonos celulares a varias materias primas. China superó a EE.UU. el año pasado como el mayor mercado de automóviles y acaba de desplazar a Alemania como el mayor exportador mundial y se encamina a superar a Japón este año como la segunda economía del planeta después de EE.UU.

El anuncio de Google de que podría retirarse de China arrancó aplausos, advertencias y ramos de flores de disidentes y activistas de Internet.

.Sin embargo, tal como demuestra la decisión de Google, el ascenso de China viene acompañado de una tensión cada vez más grande en el resto del mundo respecto a políticas y prácticas que desafían normas internacionales y que muchos en Occidente consideran difíciles de digerir. En el frente económico, Beijing ha frustrado a muchos socios comerciales al mantener muy baja la cotización del yuan y subsidiar sus exportaciones, políticas que perjudican a otros países al hacer que los productos chinos sean artificialmente baratos.

Políticamente, los países han estado alienados por una sucesión de temas de derechos humanos, como el arresto de un ejecutivo minero australiano que estuvo incomunicado durante siete meses. El país también ha sido blanco de críticas medioambientales. Los diplomáticos extranjeros han dado el inusual paso de sugerir que China aguó el reciente acuerdo de Copenhague.

Google dijo el martes que evaluará si se retira del país luego de que piratas informáticos chinos violaran su seguridad, y la de muchas otras empresas extranjeras en una variedad de sectores, como finanzas, tecnología, medios y químicos. Google afirmó que estaba contactando a las empresas involucradas pero hasta ahora no se divulgaron nombres.

Relaciones en deterioro

El síndrome de Google culmina una serie de crecientes quejas de empresas foráneas acerca del deterioro del clima empresarial en China. Tanto la Cámara de Comercio Europea como la de EE.UU. en China emitieron informes con duras críticas al entorno de negocios en el país. Durante los años 80 y 90 las compañías extranjeras eran cortejadas con insistencia por los líderes chinos, lo que se tradujo en la importación de tecnología, capacitación y mejores prácticas internacionales a China. En los últimos años, sin embargo, las firmas foráneas se han quejado de que el tono oficial ya no es tan amistoso.

Incluso en el mundo empresarial, donde los conflictos abiertos con el gobierno son muy raros ya que las compañías temen desatar la ira de los reguladores, el año pasado hubo dos grandes enfrentamientos entre las autoridades y las empresas extranjeras.

Cuando en junio el gobierno chino trató de obligar a los fabricantes de computadoras a incluir software de filtración en la Web conocido como "Green Dam" en todas las nuevas PC en China, asociaciones de empresas que representan a numerosas compañías de tecnología criticaron la iniciativa públicamente y les pidieron a las autoridades chinas que recapacitaran. La medida quedó postergada indefinidamente.

También el año pasado, un grupo similar de empresas manifestó su rechazo —otra vez en público— a reglas del gobierno que establecían que agencias estatales debían comprar productos de tecnología de propiedad intelectual local. Las compañías afirmaron que la medida era discriminatoria y proteccionista. El tema sigue sin resolverse.

Algunos analistas advierten, sin embargo, que los problemas de Google con China también podrían estar más directamente conectados a intereses comerciales. Google cuenta con una participación de mercado de 35% en el país, una cifra que crece pero cuya rentabilidad es cuestionable, indica Tom Doctoroff, director general de J. Walter Thomson. Los usuarios chinos no hacen muchas compras en Internet, lo que mina la posibilidad de que compañías como Google generen ingresos.

Además, Google tendría menos problemas para salir de China que otras compañías. Pese a que su negocio está en crecimiento, se estima que representa apenas unos puntos porcentuales de sus ingresos totales. Eso supone un gran contraste frente a fabricantes como General Motors Corp., para la cual China es un mercado crucial.

Ting-I Tsai en Taipei y Loretta Chao, en Beijing, contribuyeron a este artículo.

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