sábado, 17 de abril de 2010


Qué es y con qué se come ese pajarito


Dom. 11 abril 2010

Perú21
Autor: Marco Sifuentes

Como sabrán (o están a punto de saber), este espacio tiene una versión virtual disponible en http://ir.pe/21 para interactuar con sus lectores. La semana pasada, los lectores Stelovpflu y Charo levantaron su cejita respecto del Twitter y pidieron que se les explique por qué los periodistas andan tan emocionados con esta red social y a quiénes valdría la pena seguir y para qué.

Nada como el escepticismo para el fin de semana. Trataremos de contestar:

1. Twitter no es para todos. De hecho, hay más 'blogueros’ que 'tuiteros’. Según las últimas cifras de Tribal DDB, solo 30 mil peruanos usan Twitter. Una cifra ínfima comparada con los 4 millones de compatriotas que buscan amixers en el Hi5. Y es natural que sea así. En Twitter no puedes explayarte en toda la magnitud de tu sapiencia como en tu blog ni adornarte con decenas de fotos como en Facebook ni te va a ir especialmente si lo quieres usar como chat. La red social del pajarito azul se ha convertido en una especie de gran sistema de alertas breves. De hecho, Twitter se define a sí mismo como “una gran fuente de información instantánea. Mantente actualizado. Mantén a otros actualizados. Eso es todo”.

Pero eso no es todo. Si intentas usarlo solo desde su página web lo más probable es que el aburrimiento termine por acabar contigo (a menos que seas uno de esos patitas que está tooodo el día conectado a Internet sin importar qué; en ese caso ya tienes Twitter hace años y este texto no es para ti).

No entenderás qué tanta emoción con todo esto a menos que sepas cómo instalar alguno de los múltiples programitas para 'tuitear’ mientras navegas o, mejor aún, a menos que cuentes con un dispositivo móvil para no perderte las decenas de mensajes que llegan cada segundo. Si tienes un celular con conexión a Internet, es otro cantar. No hay mejor compañero de viaje durante el tránsito demencial de la Lima postCastañeda que un smartphone con Twitter. Eso sí: si 'tuiteas’, no manejes. El año pasado en los Estados Unidos murieron casi tres mil personas en accidentes de tránsito relacionados con el celular.

Para quienes sí debería ser indispensable el Twitter es para los periodistas y otros profesionales del monitoreo de noticias. Dependiendo de su área de especialización, se puede recibir actualizaciones de otros periodistas, chefs, institutos económicos, universidades, cantantes y actores de todo el mundo, pintores, cineastas, oenegés, varios congresistas y hasta del mismo Palacio de Gobierno, que incluso ha empezado a enviar fotos a través de su cuenta. El ejemplo de moda: si un periodista de espectáculos estaba desconectado del Twitter, se perdió la salida del clóset de Ricky Martin.

2. Twitter no durará siempre. El caso de Twitter es un clásico. Un par de muchachos que crean un servicio que ellos pensaban que serviría para contarle al mundo banalidades y fue convertido por los usuarios en un sistema global de noticias... y que hasta ahora no da dinero. Sí, la gente de Twitter se mata buscando formas de rentabilizar su servicio, mientras rechaza desorbitantes ofertas de las grandes corporaciones de Internet, con la esperanza de algún día obtener incluso más. Muchos dicen que este modelo de negocio, si se puede llamar así, está condenado al fracaso y que el pajarito azul está condenado a desaparecer algún día.

Pero incluso si quiebra Twitter, las reglas de juego ya cambiaron. De hecho, la última gran remodelación de Facebook transformó su página de inicio en una sucesión de avisos en tiempo real sospechosamente parecido al sistema 'tuitero’. Y los chicos de Google, al ver rechazadas las centenas de millones de dólares que ofreció por comprar Twitter, desarrollaron su propio sistema: el Buzz. ¿Qué significa esto? Que los hábitos se han modificado. Se ha creado una necesidad. Cada día más gente se acostumbra a enviar mensajes cortos y (esto es lo más importante) compartir enlaces con gente que no necesariamente conoce en la vida real.

Quizás Twitter no dure por siempre, pero su espíritu sí. El nombre de la herramienta no importa, sino los cambios que esta genera o los hábitos que perpetúa. Palacio de Gobierno encontrará nuevas formas de enviar fotografías del presidente inaugurando obras.

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